Suma Historica, Domus Hospitalis
 

Domus Hospitalis

Es dificil sostener y amar una institución sin conocer su historia. Pero pretender condensar la milenaria y gloriosa historia del Soberano Orden de San Juan de Jerusalén en pocas paginas informativas resulta imposible; por ello, esta sucinta cronica, intenta recoger solamente algunos de aquellos hechos principales que han contribuido a la evolución historica del Orden, desde su fundación hasta nuestros días.

Durante los años iniciales del primer milenio, Jerusalén ya estaba ocupada por los sarracenos por casi 500 años. En el año 1020, un grupo de comerciantes Amalfitanos, obtuvo del Califa Dehara Ladimellah el permiso para construir en Jerusalén un barrio dotado con un centro comercial, con albergues, iglesias y con un hospital para los enfermos y los peregrinos, que frecuentemente eran victimás de per-secuciones y violencia.

La Fraternidad Monastica Hospitalaria, que puede ser con-siderada como el nucleo inicial y ciertamente el más significativo del Orden, fue creada con el proposito de administrar la “Domus Hospitalis”, dedicada a San Juan Bautista, que ofrecia hospitalidad a los hombres y del Asilo de Santa Magdalena que acogia a las mujeres.

En el año 1090, esta “Sacra Domus” era regida por Benedictinos. Su maestre, que había escapado milagrosamente a la muerte, era Fra Gerardo de Sasso, según algunas fuentes nacido en Amalfi, o en la Provenza según otras. Fra Gerardo es reconocido como la primera figura historica y como el primer Gran Maestre del Orden, y fue elevado al honor de los altares entre los Beatos Hospitalarios.

La “Domus Hospitalis”, después de su fundación, se convirtió en breve tiempo en el lugar de refugio no solamente para los comerciantes amalfitanos, sinó, y especialmente, para aquella masa anónima e indigente en peregrinaje hacia Jerusalén, el lugar más santo de la cristiandad. En el año 1099, al final de la primera Cruzada (1095-1099), Godofdredo de Bouillon reconquistó Jerusalén y Balduino se convirtió en su primer Rey.

La “Sacra Domus” vivió su momento más glorioso, y comenzó a desarrollar una acción de ayuda no solamente hacia los come-rciantes y peregrinos, sinó hacia aquella creciente comunidad de Frates que se iba expandiendo a todo lo largo de los Santos Lugares. Esta Fraternidad habi-endo adquirido caracteristicas propias se convirtió en una institucion, e inició a operar en favor de los Cruzados.

Durante el año 1100 y en años sucesivos, la Fraternidad fue recibiendo donaciones del mismo Godofredo de Bouillon, de Roger Rey de la Sicilia y de muchos otros principes cristianos. Estas donaciones podrian ser consideradas titulos legítimos de aquella soberanidad que eventualmente se convirtió en la caracteristica más significativa del Orden, y que hizo de ella una Nación sin fronteras y un Reino sin dinastia.

En virtud de la Bula Pontificia del 15 de Febrero del año 1113 y actos sucesivos, el Papa Pascal II aprobó la institución de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, libre de qualquier autoridad civil o religiosa. La pequeña Hermandad sobrepasó los confines de la Palestina y se difundió en toda la cristiandad, donde, por autorización pontificia, estaba autorizada a recibir donativos y a fundar casas.

La presencia del Oden en Jerusalén fue especialmente sig-nificativa cuando, a la muerte de Fra Gerardo en el año 1120, fue elegido para guiar a los Hospitalarios un noble provenzal, Fra Raimundo De Puy, el cual cambió radicalmente los planes, la estrategia y los propositos de la institución.

La defensa del Reino Latino de Jerusalén y el florecer del espiritu caballeresco de la epoca, son las bases de la transformación que convirtieron a los “frates” en “equites et servientes armigeri”. Por espreso deseo del Papa Inocencio III, a las iniciales tareas asistenciales se unieron funciones militares. Esta resultó una fusión original: fuerza militar defendiendo los dominios de la cristiandad, y caridad hos-pitalaria en defensa de la vida.

La estructura religiosa y caballeresca encontró su legitimación en la convicción de que la defensa del Reino Latino de Jerusalén, querido de Dios, era un deber al cual ningún cristiano podia substraerse. Los Caballeros, que habian adoptado como emblema la cruz blanca octogonal, combatian en defensa de los enfermos y los debiles, de los peregrinos, de la justicia y del derecho, y estaban sujetos a los tres votos religiosos de pobreza, obediencia y castidad. Los capellanes cuidaban de las ofertas y los “frates” curaban, consolaban y enterraban a los desafortunados.

El Rey de Aragon, Caballero del Orden, legó sus posesiones a los Caballeros en su lecho de muerte, con la condición de que fuesen usufructuadas por los Caballeros Templarios y por los Caballeros del Santo Sepulcro, que defendian valerosamente los Santos Lugares.

Entretanto, los Caballeros, tomaron parte en la 2ª Cruzada, (1147-1149), participando de un modo especial en la espedición contra Damasco, (1148). El Orden incrementó sus reservas, abrió casas en muchos paises, recibió propiedades en toda Europa, y se convirtió en el baluarte de la Cristiandad.

En el año 1187, Saladino, después de haber obtenido victorias estrepitosas y de haber conquistado tantos territorios, cruzó el Jordan. No obstante una brava defensa, el Gran Maestre y muchos Caballeros del Orden, muchos Caballeros Templarios y Caballeros del Santo Sepulcro, encontraron la muerte en el vano intento de impedir al infiel la reconquista de Jerusalén. La Sede del Orden se trans-firió al Castillo de Margat, en Siria.

Durante la 3ª Cruzada, (1189-1192), guiada por Ricardo Corazón de León y con la ayuda de los Caballeros del Orden, fue liberado San Juan de Acre y se convirtió en la nueva Sede del Orden. En el año1265 el Sultan atacó y reconquistó Tiro, Cesarea y el Margat; solamente resistió el Crac, un castillo construido y fortificado para resistir asedios por largos periodos de tiempo, que al final tambien fue dominado. Despues de una heroica defensa, el Gran Maestre Juan de Villiers abandonó, en el año 1291, las ultimás defensas de San Juan de Acre.

Si no hubiese sido por las “Domus”, que continuaron a existir como islas occidentales en el basto mundo musulman, la pérdida de Jerusalén y de toda la Palestina a manos de los Turcos, habria podido significar un momento verdaderamente negativo para el Orden. Con la generosa esperanza de reconquistar Palestina, el Orden se estableció en Chipre, (1291), donde por concesión del Rey Enrique de Lusiñan, estableció su Sede en la ciudad de Limisso.

El Gran Maestre hizo una llamada a todos los Caballeros de la Cristiandad: “Vosotros debeis sustituir a nuestros Caballeros sepultados bajo las ruinas de San Juan de Acre; teneis en vuestras manos la vida, los bienes, la libertad de vuestros hermanos y la de todos los cristianos que gimen en cadenas; que todos los hombres cristianos, que pertenezcan a Dios, tomen las armas y vengan a liberar el reino y la tierra de sus antepasados, de modo que los hijos no pierdan vergonzosamente aquello que sus padres han conquistado como hombres valerosos.

Desde ese momento, fue en el mar donde tuvo lugar la legendaria epopeya histórica del Orden. En sus galeras, ondeando la bandera roja con la cruz blanca octogonal, los Caballeros defendieron las carabanas de peregrinos en camino hacia los Santos Lugares y atacaron sin tregua la flota musulmana.